martes, 16 de agosto de 2016

EL SUMAK KAWSAY Y LOS SABERES ANCESTRALES

EL SUMAK KAWSAY Y LOS SABERES ANCESTRALES,
TEMA PARA LA REFLEXION, EL ANALISIS Y EL DEBATE IMPORTANCIA DE LA SABIDURIA Y LA ESPIRITUALIDAD ANDINA

La sabiduría y de la espiritualidad andina se vuelve importante en el sentido de que alienta y trasciende en el sumak kawsay , en ello es importante reconocer los elementos histórico – culturales de esta vida en plenitud, que siendo una realidad histórica, necesariamente estará sujeta a las condiciones de una formación socioeconómica en particular; así se puede referir que en el contexto de las comunidades originarias andinas, el sumak kawsay alcanza un punto máximo en la configuración del Tahuantinsuyu; y es esa la base sobre la cual se debe intuir y desarrollar un proyecto y un programa político – filosófico, a la vez que social y económico, para ir al ñaupa pacha , esto es a la recuperación del poder originario en un contexto de una sociedad socialista. Ejemplo paradigmático de ello, constituye el actual proceso de la República Plurinacional de Bolivia. Sin este eje de referencia histórica, el sumak kawsay, se convierte en un concepto puramente ideológico, a lo sumo cultural, que únicamente establece el reconocimiento y la necesidad de mantener la armonía con la naturaleza, y que se traslapa en lo místico religioso, como respeto, obediencia y veneración a la Pachamama . Igualmente, es importante demostrar que la sabiduría y espiritualidad originaria, no solamente es una pura conceptualización gnóstica o peor aún esotérica, de un grupo de iluminados, sino que para ser tal, espiritualidad y sabiduría indígena, necesariamente deberá rastrearse y reconocerse en la cotidianeidad, así como en el amplio marco de las leyendas, mitos y tradiciones de las culturas andinas. Por ejemplo el respeto a la naturaleza, se demuestra claramente en el sentimiento consustancial humano, que de manera conceptual Erich Fromm lo ha denominado biofilia (FROMM, 1959/2000), cuyo ejemplo mayormente paradigmático lo constituye la civilización hindú; y que en el mundo kechwa se manifiesta como el espíritu wiñachina, esto es la continua y permanente preocupación, cuidado y crianza que tiene el runa andino sobre todas las formas de vida, y en especial sobre aquellas que aportan mayor vida, no siendo deletéreas o que ayudan a la conservación de la armonía del mundo civilizado, desde las más ínfimas a las más superiores (GUAMAN POMA DE AYALA, 1615 / 1993). Esta particularización es de importancia, pues al margen de considerar y creer que la espiritualidad es una quintaescencia oculta y misteriosa, esta necesariamente se despliega a la luz y es posible de rastrearse en múltiples manifestaciones consuetudinarias y cotidianas de la vida y la existencia de los pueblos, las comunidades y sus personalidades.

 LA VISION MISTICA DE LA PACHAMAMA
Una idea que inicialmente parece absolutamente mística, es el hecho de considerar que el desequilibrio de la Pachamama está llevando a catástrofes climáticas como es el caso del calentamiento global; y, que la Pachamama estaría recomponiendo su propio equilibrio, mediante la forma de catástrofes y cataclismos, parecería en el fondo no estar más que repitiendo el viejo mito semítico del castigo divino. Pero al margen de ello, el pachamamismo en boga, considera que La Tierra, tiene una conciencia racional, esto es la capacidad de razonamiento; de otra parte una visión mágica - conciencial de La Tierra, la considera como un gigantesco organismo , con sus propias y particulares funciones; pero de ahí a considerarlo como persona o más aún dotada de razón es evidentemente un sinsentido. Al respecto, en la cosmovisión asiática ancestral, existe parecido criterio de considerar que el desequilibrio societal y dirigencial provoca trastornos telúricos, que se compensaba con la caída y sacrificio de los gobernantes.

 LOS ELEMENTOS COSMICOS DE LA NATURALEZA
Igualmente, el tema anterior se relaciona, con la armonía vital o cósmica que se debe mantener y propiciar en relación a los cuatro elementos cósmicos de la naturaleza: esto es aire, agua, tierra y fuego. Al respecto no hay fuentes originales que reconozcan de manera taxativa la concepción cosmovisiva o filosófica andina, sobre los llamados cuatro elementos de la naturaleza, que precise que esto sea parte de la cosmovisión andina, más bien parece un acercamiento reciente a corrientes gnósticas que se rastrean desde la filosofía griega que manifiesta esta composición de los elementos cósmicos . En la cosmovisión asiática, que es la que mayor cantidad de préstamos culturales manifiesta con la cosmovisión andina, se consideran cinco elementos cósmicos, incluso ordenados en un ciclo productivo y otro destructivo, así como dominancias, esto es: fuego, tierra, metal, agua, madera . En la cosmovisión hinduista esta composición elemental cósmica es referida de una manera más amplia, compleja y profunda .

PACHAMAMISMO
Al momento presente hay una fuerte corriente, que en los círculos políticos se ha comenzado a denominar “pachamamismo”, esto es la exaltación extrema que raya en la deificación de la naturaleza y que conlleva a una acérrima defensa de los recursos naturales, en esta política se han aliado grupos de la llamada “new age”, ecologistas radicales y sectores de la dirigencia de los movimientos indígenas, fuertemente influenciados y cooptados por el oenegeismo internacional, que en países como Bolivia y Ecuador han sido denunciados como una avanzada política de los intereses imperialistas para boicotear la industrialización de éstos países en vías a un desarrollo socialista. Esta corriente pretende servir como base filosófica del llamado sumak kawsay; lo cual ha sido acremente criticado desde la realidad y el discurso por ejemplo de la revolución indianista – socialista de Bolivia, y en especial por el actual Vicepresidente Garcia Linera en un texto sobre la ingerencia de las ONGs en el proceso de construcción del Estado Plurinacional de Bolivia. Igualmente un amplio debate sobre el “pachamamismo” ha sido seguido por Stefanoni .

  ESPIRITUALIDAD Y RELIGION

Al tema de la espiritualidad y la religión, se le da un tratamiento “radical” por Zadir Milla, cuyo padre el Arq. Carlos Milla Villena, fuese el iniciador de una fuerte tendencia de recuperación de la mística, la simbología y la cultura andina (ver: Génesis de la Cultura Andina (MILLA VILLENA, 1983)), su hijo Zadir Milla a escrito igualmente algunos libros sobre el tema y mantiene una página web con lo mejor de sus investigaciones de la semiótica andina (http://escuelakontiti.blogspot.com/). La posición de Zadir Milla denota una artificial separación entre espiritualidad y religión, para él: mientras la religión se basa en el dogma y la doctrina y se encubre en el lenguaje del amor, para propiciar la dominación; en su defecto la espiritualidad, recoge el sentimiento, el pensamiento en el ser total y se proyecta a la conciencia. Lo cual de hecho es una muy buena conceptualización que propicia una adecuada diferenciación. Pero Zadir Milla no analiza ni discrimina entre religión y religiosidad, este última es el sentimiento religioso acendrado y ancestral de la masa del pueblo, en este caso andino, que a más de ser panvitalista en relación con la naturaleza, deificó aquellos elementos y sucesos cósmicos que mayor numinosidad presentaban, y sobre cuyo eje levantó una cosmología y una religión natural, cuya representación estuvo en el llamado altar mayor del Qorikancha-Cuzco, esto es un ordenamiento cosmológico que ha sido estudiando por diversos antropólogos y filósofos como Pierre Duviols (Joan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua, Pierre Duvoils, Cesar Itier, 1993) y Joseph Estermann (ESTERMANN, 1998); y en cuya figura central y máxima, se representaba en un gran ovalo hecho de una lámina de oro puro, a la cual se consideraba la representación de Kun tixi Viraqocha Pachayachachi (la sabiduría y energía esencial del mundo), esencializando como energía cósmica, aquello que sería el nivel demiúrgico del sistema. Esto daría cuenta que para la época Inka, los pueblos andinos alcanzaron en su ideación a superar el antropomorfismo y el monoteísmo y fueron directamente a una religión natural. Pero la religiosidad popular nunca se contentó con esta imagen y según relata el Inca Garcilaso de la Vega en sus Comentarios Reales de los Incas (GARCILASO, 1609/1998) , el pueblo llano, manifestaba karikachun… warmikachun , ya sea hombre, ya sea mujer, pues creía que atrás de ese gran óvalo de Viraqocha estaba un hombre o estaba una mujer (aunque igualmente podía ser el reflejo del mismo contemplante en aquello que sería como un gran espejo), o también lo que se expresaría, es que al estar en el espacio medio y central, era un elemento monádico en el cual se perdía la dualidad de la representación simbólica genérica del mundo, y se encontraba en su más extrema esencialidad. La religiosidad del pueblo andino, siempre se manifestó de carácter sincrético (MARIATEGUI, 1928 / 2001) , ya en las avanzadas de expansión del imperio incaico, los Inkas luego de negociar con las llaktas (pueblos) del ande, mediante compromisos y lazos de parentesco, recogían las waq’as (objetos sagrados o de poder) de éstos pueblos y las trasladaban a un panteón central en la misma capital imperial, en la cual eran objeto de veneración y culto ritual (ROSTWOROWSKI, 2001) . Este carácter sincrético se dio igualmente ya avanzado la Colonia, pues los españoles y la clerecía, en los primeros siglos, afanados como estaban de la consecución del oro; poco reparo tuvieron en la evangelización de los indígenas; incluso 45 años después de iniciada la invasión europea a América, fue una bula papal la que zanjó la discusión si los indios tenían alma.

RITUALES QUE LLAMAN A PENSAR EN CONTINUUMS CULTURALES
Como un elemento paradigmático de la cosmovisión se reconoce que tanto en la cultura andina como azteca , hay el ritual del fuego nuevo o mushuk nina , en el cual en el llamado pawkar raymi (equinoccio del 19 de marzo) se procedía previo a la ceremonia, a un ayuno riguroso y a apagar todos los fuegos en los hogares, y el preciso día se encendía nuevamente el fuego a través de la proyección de un cristal con efecto de lupa enfocado sobre chamiza, esto cuando el sol alcanzaba el cenit en el llamado día del sol recto, y así iniciado el nuevo fuego se repartía para todos los hogares; si ello no ocurría, por mantenerse brumoso el día, se consideraba mal augurio y muchas veces se conjuraba con la caída del gobierno. Esta ritualidad puede muy bien ser un continuum cultural de las relaciones prehispánicas que establecieron los pueblos originarios mexicas con los andinos.

COSMOVISION Y PROCESOS DE RESISTENCIA ETNICA
El pueblo indio si bien había perdido el poder sobre el sistema económico, social y político, se mantenía en mucho afincado en el sistema religioso cosmovisional, en el culto y adoración de las waq’as, incluso el último inka en la resistencia Manqo Inka, llamó y levantó un movimiento milenarista en oposición a la Corona española, el movimiento Taki Onkoy (enfermedad del baile) (SALAZAR YUPANKI, 2003) . Ante el cataclismo que se vivía en los andes, un grupo de hampiyuk (médicos tradicionales) aliados al poder político ancestral, habían desatada una suerte de terapia ritual que conllevaba al éxtasis a través del frenesí de la danza ritual en relación con la adoración de las waq’as o centros energéticos de poder; prohibiendo a sus fieles todo acercamiento a la religión y cultura de sus esclavizadores. Ello valió para que el poder español desatarán la más feroz arremetida, valiéndose de la recién instalada Inquisición en América, con lo cual cercenaron las principales cabezas de este culto “idolátrico” y prohibieron mediante la implantación de cruces verdes, todo acercamiento a los sitios sagrados (waq’as). El sincretismo andino, que igualmente tenía en su haber la llamada cruz cuadrada o tawachakana como elemento simbólico, desarrolló sobre esas cruces, rituales con parafernalia cristiana pero que en el fondo eran igual de “paganos”; con el paso del tiempo las autoridades eclesiales, igual aceptaron este sincretismo. El sincretismo en el proceso religioso vino igual de la mano de la feligresía hispana, que alentó exprofeso la instalación de los principales templos cristianos sobre las antiguas waq’as gentilicias, tal el caso del monasterio y templo de Santo Domingo que se erigió sobre el templo mayor del Qorikancha en el Cuzco, por ejemplo. Igualmente cultos ancestrales de carácter oracular que se llevaba en el santuario de Pachakamak, divinidad local que se relacionaba con los temblores, hoy día es objeto de gran culto y veneración en Lima, con el llamado Señor de los Temblores, que se representa en una estatua de Cristo crucificado y cuya máxima devoción se da en el santuario de Pachakamilla. De igual manera, en los espacios locales un sinnúmero de vírgenes y santos encubren la fiesta religiosa tradicional andina, que se celebraba en los raymis. En la actualidad, waq’as y apus de la gentilidad han terminado sincretizándose en el santoral cristiano y mimetizándose en las grandes celebraciones ritualísticas de los raymis, esto es la celebraciones solares de los solsticios y equinoccios, al igual que las cuatro otras fiestas, que intermedian los fiestas mayores del Inti . Por ello una extrema presión sobre este proceso de sincretismo lo ha llevado adelante las sectas evangélicas, que se ha opuesto ferozmente a todo aquello que se dice idolátrico, incluso el culto a la Virgen María que en mucho encubre el culto a la Qillamama (luna) y el culto a la Qolla (esposa del inka y gobernante de las mujeres); advocación que para Estermann es de vital importancia para la popularidad de los cultos cristianos; y si a pesar de ello el evangelismo ha logrado adeptos es igualmente por su base mística religiosa que conlleva, el anuncio de cataclismos, así como en su liturgia, la propiciación de estados de éxtasis ritualístico de gran importancia para la religiosidad popular; a más de la gran cantidad de recursos “para la ayuda a los pastores” que reciben desde los mismos Estados Unidos, y que hace sospechar una injerencia política de carácter ideológica cultural sobre el pueblo llano .

PACHAMAMA - AYLLU
Otro elemento importante analizado es la correlación entre la pachamama y el ayllu (la comunidad humana); que al ser de carácter étnico-cultural, su propiciación, su visión y se exaltación, conllevaría a la generación de canales de interrelación particularizados, y que se expresarían a través de la música, el canto y la danza ancestral; e igualmente en tiempos y espacios rituales; así como a través de hombres de conocimiento o poder, capaz de convocar y concentrar esas energías esenciales del cosmos, en la llamada celebración cultica, que igualmente maneja y proyecta objetos y plantas de poder. Aquí nuevamente es posible mirara y rastrear el reflejo de lo cosmovisivo en el orden cuotidiano, que implica una investigación sobre mitos, rituales, leyendas, relatos y tradiciones que den cuenta de esta particularidad. A nivel cosmovisivo-religioso, el carácter étnico-cultural de los propiciantes u oficiantes es un factor sumamente importante para la manifestación de este poder energético_ritual, por último shamánico, pues ello conlleva la interacción con núcleos profundos de la conciencia colectiva, del inconsciente cósmico y de la psicología transpersonal. De ahí que esta interrelación ritual, desarrollada por parte de mestizos o de europeos, en primer lugar surtiría poco o ningún efecto trascendente, y en segundo lugar en muchos de los casos folcloriza y más aún desacraliza los rituales y los mismos centros de poder; que en mucho es lo que está ocurriendo con la congregación fantasmagórica de derivaciones hippies situados en la new age, en sitios de alto poder espiritual y energético.

SABIDURIA ANCESTRAL VS. CIENCIA “OCCIDENTAL”
Otro elemento analizado es el de la contradicción entre sabiduría y ciencia, y se especifica sobre lo que se llamaría “ciencia dogmática”, para particularizar aquel conocimiento que se considera único y universal, y que no hace más que encubrir la colonialidad del saber, como ya lo analizara Aníbal Quijano (QUIJANO, 2000) , y que se basa en el predominio colonial ideológico y cultural de la casta dominante blanco-mestiza, sobre el conocimiento y sabiduría de los pueblos originarios, que se ha consolidado bajo la apariencia de la ciencia, pero que no hace más que encubrir, los intereses económicos y transnacionales de ganancia y lucro privado, o incluso los intereses de dominación mundial de las grandes potencias. Pero en el ínterin, el entusiasmo por la sabiduría ancestral es tanto que “amenaza tirar al niño con el agua sucia de la bañera”, esto es, desechando de manera fanática y suicida el aporte de la verdadera ciencia a la comprensión, control y predicción de los fenómenos naturales y sociales. Ello da cuenta de un fundamentalismo ultrista que considera que es posible un proyecto político social y económico desde la propia gentilidad ancestral, y totalmente por fuera de lo llamado “europeo” esta visión fundamentalista fue criticada en su tiempo por José Carlos Mariátegui, quien de manera lapidaria consideraba que las poblaciones originarias no tenían ninguna opción de liberación sin el aporte de la ciencia y la tecnología occidental. (MARIATEGUI, 1928 / 2001)

SABIDURIA ANCESTRAL Y CHAMANISMO
En el desarrollo de esta sabiduría y de la espiritualidad andina, así como en los procesos ritualísticos y religiosos ancestrales, al menos en sus elementos fundacionales y más altos, en mucho las culturas americanas, han utilizado profusión de plantas llamadas sagradas, maestras, o de poder, que existen en este continente; mientras en Europa apenas se conoce el opio y la mandrágora, en el caso de América hay muchísimas especies vegetales que conllevan al éxtasis shamánico de la conciencia; indudablemente las aberraciones de antiguo e igual hoy en día están a la orden; al respecto la visión de poder y conocimiento que aporta el nahualismo y su relato en la obra de Carlos Castaneda (CASTANEDA, Ingles (1968) - Español (1974)) constituyen elementos paradigmáticos de tal nivel de conciencia alcanzada por las prácticas shamánicas sobre la conciencia de sí y el manejo de espacios y tiempos de poder; lo cual nuevamente advertimos pretende o bien ser dejado de lado de manera fácil adjetivándole como superchería o en su defecto folclorizándolo para consumo de las élites snobistas gringas; o en su defecto, volviéndolo un recursos de tipo puramente mágico – esotérico que alienta la aberración y el ilusionismo religioso, por más natural que este sea. Ello enlaza al reconocimiento de la particularidad ecológica y cultural de los andes, pero a la vez establece correlaciones de carácter simbólico – estructurante de espacios de poder celeste que se repiten u homologan en culturas afines como las indo-asiáticas, con las cuales las culturas andinas tienen amplios contínuums culturales. Pero ello igualmente ha llevado a impostar de parte de sectas orientalistas y fundamentalistas, un supuesto mensaje revelado a los avataras andinos, de conocidas teorías y conceptos taoístas.

COSMOLOGIA, SISTEMA CALENDARIOS Y SABIDURIA ANCESTRAL
Igualmente la expresión de la sabiduría y avance civilizatorio de un pueblo se ha medido en mucho por el grado de trascendencia que este ha tenido a partir de enfocar su realidad en el contexto de lo cósmico, y lo cósmico en mucho ha sido o es representado por lo celeste, en el caso andino por el hananpacha (mundo de arriba) y el hawapacha (esto es el ordenamiento cósmico energético del cielo) que en la tradición de historiadores originarios como Guamán Poma de Ayala, claramente referencia, que para los antiguos andinos el cielo y sus configuraciones estelares eran fuente del kamay, esto es de la energía ordenante y vivificante de lo celeste sobre la tierra; así, relata Guaman Poma, que habían constelaciones llamadas llamakamay para indicar que era esa constelación la que proveía de fuerza energética para la crianza de los camélidos andinos (GUAMAN POMA DE AYALA, 1615 / 1993) . La misma situación relata Guaman Poma, sobre la constelación llamada Runakamay y que sería la constelación que proveería del súmmum energético para el desarrollo del ser humano; constelación que en el mundo griego – romano tomaba el nombre de Orión. Es igualmente importante el reconocimiento de la precisión de los calendarios tanto astronómicos cuanto ritual que alcanzaron los pueblos originarios de los Andes y más aún de Centroamérica, esto es la civilización Tolteca, Maya y Azteca, que sus cálculos astronómicos todavía siguen figurando en los grandes temas de debate de la ciencia y el conocimiento. En relación a los calendarios rituales, esto conlleva la conocida de antiguo correlación entre los sucesos de la tierra en relación con los sucesos expresados en los cielos, lo que al inicio en el mismo mundo indoasiático y luego greco-romano, constituyó una sola ciencia: la astrología, que a la vez que ubicaba de manera matemática y metódica los objetos celestes y sus patrones de movimiento, consideraba como parte de su conocimiento la homologación de tales sucesos con los sucesos acaecidos en el mundo terrestre, una de cuyas expresiones constituyó el conocimiento y reconocimiento de la predictibilidad en forma de horóscopos, trazados en base a la fecha y a la hora de nacimiento, y en esa época reservado únicamente para los nobles y los regentes. En el mundo maya-azteca, era tal su influencia que los niños recién nacidos eran impuestos sus patronímicos en base al nombre y al número del día de nacimiento, que significa su nahual. En el plano social incluso ahora mucho se especula sobre las inexplicables abandonos de las ciudades mayas antiguas como una correlación entre ciclos trazados por las configuraciones estelares.

SEMIOTICA ANDINA
Un aspecto que igual conlleva gran importancia, es lo que de parte de Zadir y Carlos Milla se ha llamado la semiótica del diseño andino, y que parte del reconocimiento de las formas de simbolizar que existieron o existen en la cultura andina, de lo cual la fase Tiawanaku e Inka, constituyen elementos esplendentes. En los Comentarios Reales de los Incas, del Inca Garcilaso de la Vega (GARCILASO, 1609/1998), se dice que en el templo de Qorikancha, en sus aposentos interiores se guardaban las llamadas killkas esto eran tablones pintados con alegorías de sucesos históricos de la nación Inka, en las pocas de ellas que quedaron, luego de la campaña de extirpación de idolatrías, se denota que a más de lo puramente figurativo, existen símbolos asociados que representarían un inicial lenguaje escriturario, de lo cual igualmente da cuenta los quipucamayocs que fueron consultados por uno de los regentes hispanos, cuyo relato corrobora la existencia de este tipo de escritura y de su desaparición y prohibición (ANELLO OLIVA, 1635) . Otro elemento en el cual se podrían objetivizar estas killkas estaban en los llamados tokapus, que eran ropajes ceremoniales destinados a los regentes más importantes del inkario, y en el cual estaba al parecer codificado su destino no de otra manera se puede entender la decodificación del tokapu del 8º Inca Viraqocha que hace William Burns Glynn (BURNS GLYNN, 1981). Pero entonces la semiótica que analiza Zadir Milla, parece ser que fundamentalmente al igual que su padre Carlos Milla, hace una interpretación de orden geométrico y matemático, lo cual con ser de gran valía e importancia, deja de lado el significado en el contexto histórico – cultural propio del símbolo; Arturo Mallma Cortez refiriéndose al estudio de Burns, asegura que la escritura incaica era “fonético consonántico con 10 fonemas relacionados con los números es decir “acrofónico”: cuando una palabra guarda relación con otros criterios. La más avanzada de América prehispánica”; lo cual demuestra una vez más el carácter sumamente pragmático del desarrollo inka; pero Victoria de la Jara realiza una interpretación mayormente simbólica y más contextualizado en lo ideogramático de las llamadas killkas.

IDENTIDAD ETNICA, RACISMO Y MESTIZAJE CULTURAL
Al respecto de la identidad étnica igualmente ha sido sujeta de desmedro más en el plano político que en la cultural o biológico; pues hay un discurso repetitivo de propios y extraños de considerar la ausencia de una etnicidad originaria, y el proyectarse en un supuesto amplio espacio de mestizaje. Ello no es tal, ni biológicamente, ni culturalmente. La explicación de ello lo aporta Galo Ramon Valarezo al referirse al proceso de crecimiento exponencial de la población indígena como una estrategia de resistencia a la depredación poblacional, a la vez que social y cultural que provocó el genocidio de los originarios en la invasión, la colonia y que se prolongó hasta la misma República. Esta situación de una población mayoritariamente indígena, tanto en sus aspectos biológicos, cuanto culturales y sociales de las sociedades andinas, pretende ser desconocida, y de hecho ello se refleja en la misma ausencia de autoafirmación étnica, cuando en los censos poblaciones de las Repúblicas Andinas, es patético la disminución de la población que se define como originaria (RAMON VALAREZO, 1993) . En ello está implícito la inmensa carga de racismo de la sociedad oficial, cuanto las llamadas estrategias de supervivencia a las cuales se vieron y se han visto abocadas millones de originarios, que evitando ser censados en la colonia y en la república, como “indios” y por ende sujetos a tributos, mita y repartos, debieron de negar su propia identidad. Esto es alentado por los intereses políticos dominantes que buscan homogenizar la población, y evitar confrontar una situación de exclusión, racismo y marginalidad, maquillando la realidad con estadísticas que a todas luces no dan cuenta de la realidad de la existencia de una inmensa población originaria. Esta situación se la puede rastrear y contrastar en los estudios realizados por Pio Jaramillo A. en su señera obra “El Indio ecuatoriano” (JARAMILLO ALVARADO, 1954). Igualmente es importante la clarificación que a pesar del evidente mestizaje cultural que se ha producido en la formación socio-cultural de los pueblos andinos, no por ello se puede hablar, desde el punto de vista conceptual de “cultura mestiza” más aún cuando las relaciones interétnicas de los pueblos originarios y europeos, históricamente han estado teñidas de racismo, exclusión y marginación de parte de los europeos sobre los pueblos originarios; proceso que ha llevado a que la conformación de la identidad cultural, necesariamente se haya vuelto excluyente, especialmente desde el polo blanco – mestizo, su autoidentidad en mucho se da sobre la negación de lo propiamente originario o indio.

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Cuenca 31 de agosto de 2014
Edgar Lautaro Villavicencio Gárate  

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