lunes, 27 de septiembre de 2010

DEBATE SOBRE LA RESTRUCTURACION DE LA EIB


RESUMEN Y ANALISIS CRÍTICO
DE UN DEBATE SOBRE LA RESTRUCTURACION DE LA EIB
DIMENSIÓN HISTÓRICA DE LA EIB
La lucha por el reconocimiento de la educación indígena, nace de manera consustancial con la lucha en contra del colonialismo y del feudalismo de los españoles primero y luego de los criollos y posteriormente de la burguesía blanca mestiza. Que a lo largo de la invasión, la colonia y la república, han mantenido de manera abierta, despótica y sutil la dominación y la exclusión de millones de indígenas, en especial en la región andina.
Sin embargo de ello la inicial reivindicación de una educación indígena en lengua propia, no era y en principio no es, la respuesta radical al atraso cultural en que se le ha sumido a las naciones y pueblos indígenas. La respuesta radical está en la lucha por el poder político en función de la recuperación de la tierra y la economía comunitaria, como base material para la reconstitución y reflorecimiento de la identidad, la cultura, la ciencia y la filosofía indígena.
Ello no obsta para reconocer, como excepción, que ciertos pueblos indígenas hayan alcanzado altos niveles de desarrollo cultural y social, incluso en medio de regímenes coloniales y feudales. Tal por ejemplo el caso del pueblo Otavalo, y de un sinnúmero de intelectuales indígenas, que superando la pobreza, la exclusión y el racismo han dado muestras a lo largo de la historia de diferentes pueblos de su capacidad intelectual, de su capacidad científica, y visión histórica.
Desde este punto de vista, tanto al interior del movimiento indígena y más aún en las faltriqueras del naciente poder burgués, se hubo de conceptualizar una solución del “problema indígena” en base al acceso a la educación… en mucho este planteamiento tenía graves rasgos de racismo, pues en la mentalidad del criollo y del blanco mestizo, el indio es ignorante y según ellos ese es su peor mal, y para ello pues el único remedio es la educación, al inicio desplegada fundamentalmente hacia su occidentalización.
Posteriormente al fracaso de esta propuesta, y al avance de los tiempos, en los cuales se matiza fuertemente la reivindicación de una educación en lengua propia; las grandes agencias mundiales del poder, ven posible y factible hacer una educación indígena en lengua propia pero orientada a los mismos fines de lograr una mayor y más rápida asimilación de los pueblos indígenas y sus culturas al sistema y cultura capitalista occidental.
Por ello no es gratuito que una de las mayores agencias de penetración ideológica y política del Occidente – la GTZ, se haya encargado en toda la región andina de propiciar este tipo de educación, de hecho hubieron desde el inicio intelectuales indígenas, que consideraban se debía remarcar que el sistema que se estaba creando era un sistema de educación indígena intercultural bilingüe; pero esta particularidad que se reflejaría en un texto de carácter histórico “Ñukanchik Yachay” de Luis Montaluisa en el que se denomina Educación Indígena Intercultural Bilingüe – EIIB y en la que igualmente se traslucen los ejes centrales del proyecto político indígena, pero esto para nada estaba en los planes de la GTZ, y aquí empieza el largo camino de concesiones, en la necesidad de acoplarse al Estado y a los organismos de gobierno mundial, en la necesidad de salir adelante con la reivindicación propuesta; así nace la EIB, mutilada y bajo la rectoría de la GTZ y del MEC.
Y cuál es en definitiva la rectoría que se inserta en la misma concepción de la EIB y más aún en los estratos burocráticos del Ministerio, traspasar en lenguas originarias los contenidos ideológicos y culturales del sistema dominante camuflados y/o asociados a los llamados contenidos científicos. Este proceso en los prácticamente 20 años de existencia de la EIB, no ha cesado de darse, se ha morigerado, ha habido grandes avances en la recuperación de la lengua, la cultura y la sabiduría así como la ciencia y la tecnología indígena, pero ha sido mayor el peso de las estructuras oficiales, de la occidentalización forzosa de una inmensa población indígena, vía escuela hispana o por la presión social y económica de la economía capitalista. (no es gratuito que uno de los centros nacionales al cual se encarga de inicio la formulación de un pensum y materiales didácticos sea el CIEI de la U. Católica, que luego continuará en el centro MACAC y que hasta la actualidad mediante convenio con la misma DINEIB, se dice lleva prácticamente el 50% de su presupuesto en calidad de asesoría).
De igual manera el MOSEIB con amplias aperturas a la participación de las comunidades, padres de familia, profesores y estudiantes en el quehacer educativo, así como con una mejor proyección pedagógica y didáctica; no deja de ser un modelo de aula; en los cuales la educación en el trabajo y de carácter poli-técnica, no es ni siquiera una meta a alcanzarse.
En este acoplarse a la institucionalidad del Estado y abrirse a las ONGs internacionales, prácticamente la DINEIB, se mantuvo ausente de los grandes levantamientos del movimiento indígena liderado por la CONAIE. Pues de manera obligada o por el propio compromiso institucional con el MEC, la Dineib era la gran ausente en estas jornadas, así como permanente era la crítica de la dirigencia indígena sobre este ausentismo y los niveles de burocratismo que se veía ya aflorar en esta instancia, que seguía reclamándose para el proyecto político de los pueblos indígenas.
Pero igualmente, este proyecto político que en un inicio es para el conjunto del movimiento indígena, desde las instancias burocráticas y los espacios de poder estatal conseguidos, lentamente termina corporativizado únicamente en la CONAIE, y en el cual no hay ya cabida para sectores indígenas agrupados en otras organizaciones indígenas y campesinas, ya que supuestamente estas no había adherido al proyecto político de la CONAIE, y de esta manera se justificaba su exclusión de estas entidades, que de hecho fueron y son en mucho el esfuerzo y la lucha de la CONAIE.
Esto consideramos es el mayor costo que ha debido sufrir el movimiento indígena en su acercamiento al poder del Estado, haber perdido la hegemonía sobre un vasto movimiento indígena por la disputa de los espacios de poder. Pero este paso, igualmente llevaría a las altas cúpulas de funcionarios, con honradas excepciones, a embarcarse en la práctica burocrática de las entidades del estado burgués enfeudado, esto es la manipulación del poder en beneficio de grupos y personas, las prácticas clientelares, la formación de argollas y grupos de interés, el clientelismo, la apropiación y desviación de recursos, el ocultamiento de los errores, los compromisos políticos sin principio, manipulación, sometimiento o exclusión, en definitiva niveles de corrupción y abandono de los principios que llevan a la degradación moral e intelectual.
En este proceso ha habido igualmente fervientes mandos medios y una amplia base de profesores y líderes comunitarios que en diferentes momentos han tratado de revertir estas condiciones y que a veces lo han logrado estableciendo modelos y paradigmas de una vocación de servicio y entrega a la causa noble de la educación y enseñanza de la niñez y la juventud indígena y campesina.
Pero el peso del sistema ha sido mayor; e, igualmente ha conspirado en estas buenos deseos y acciones, la pérfida injerencia de las grandes agencias llamadas de desarrollo, pero que encubren manifiestamente un solo y gran proyecto político que es el de mantener las condiciones de dominación y explotación de los pueblos del tercer mundo; y, de esta manera estas agencias provistas con el rótulo de la cooperación humanitaria, del desarrollo sostenible o de apoyo técnico, y sus brazos ejecutores en el ámbito educativo, en forma de institutos y universidades, han mantenido las condiciones de oscurantismo e ignorancia, disfrazadas como ciencia, o simplemente han cumplido el papel de desviar la conciencia insurgente del movimiento indígena; o, como bien lo dice un compañero, “la reproducción de los esquemas mentales y marañas intelectuales de la educación colonizante occidental”.
Para ello igualmente, ante la ausencia de profesionales indígenas que se dedicasen a la docencia, ha estado a mano una gran cantidad de profesores de origen blanco – mestizo, que igualmente han sido agentes conscientes o inconscientes de esta labor de aculturación que ha venido de mano de la ayuda externa. En este proceso igualmente ha pesado la ausencia de una verdadera alternativa de educación superior indígena, que igualmente fue parte de una disputa de poder entre la estructura de la DINEIB, el ICCI y la dirección de la CONAIE; en medio de lo cual fehacientemente se marcó que mucha de la dirigencia indígena se jugaba una estrategia de poder sobre la base de grupos de interés y presión, por sobre las necesidades y reclamaciones de un proyecto estratégico.
BALANCE DE LA SITUACION ACTUAL
En base del análisis anterior, la estructura de la DINEIB se había separado del movimiento indígena y había sido absorbida en mucho por el modelo burocrático del Estado, que a pesar de los reconocimientos jurídicos y legales de autonomía, por coacciones extralegales y para-institucionales, había sometido en mucho a la EIB a sus propias formas y contenidos. Para mencionar sólo un ejemplo, craso es el tratamiento de la historia en los Kukayos, ahí más que la enseñanza de la historia es la misma historiografía a la cual nos ha tenido acostumbrados el sistema oficial de educación hispana; y es que a pesar, de unos cuantos acercamientos a la verdadera historia de sometimiento y dominación y a la vez rebelión de los pueblos indígenas, esa historia es una versión más de los mismos colonizadores. Entonces no ha sido necesaria la rectoría del Ministerio de Educación, para que el colonialismo en la mismas EIB haya mantenido en mucho su vigencia.
Esta debilidad institucional de la DINEIB, ha debido sortearse con “estrategias de sobrevivencia” en las cuales se han llegado a compromisos y acuerdos de diverso tipo, en un inicio habíamos dicho con el afán de avanzar en uno de los logros por los que generaciones hubieron de luchar, pero más luego como que estos acuerdos y compromisos con el sistema, se van dando sobre la base del acomodo y bienestar personal y de pequeños grupos dirigenciales; y, de ahí que el legítimo, continuo pero sordo reclamo de los centros educativos, al ver el fastuosismo de una burocracia encumbrada, por sobre las necesidades apremiantes que demanda el verdadero proceso educativo. De ahí que ese haya sido uno de los más fuertes argumentos para el recambio que al momento se vive en la DINEIB.
Pero es en este contexto que el factor político igualmente debe ser analizado; esto es los procesos y proyectos políticos del movimiento indígena, que terminaron confluyendo en la formación del Pachakutik como un brazo puramente electoral del movimiento indígena y los llamados movimientos sociales, lo que rompió con la posibilidad de un comando conjunto unificado de los pueblos indígenas para ir a una proyecto político estratégico. Sin esta cabeza y concentración de fuerzas políticas, el gremialismo, el corporativismos y el economicismo han campeado, incluso en medio de las más altas acciones de lucha que han enrumbado los pueblos indígenas, como han sido los levantamientos en toda la década de los 90.
De esta manera los iniciales grandes logros en el ámbito electoral a nivel nacional han terminado circunscritos a espacios locales de poder; pero igualmente el costo político conexo ha llevado a que sinnúmero de instancias y líderes vean en el juego electoral las posibilidades de ascenso social personal y grupal; y o la posibilidad de amplios cabildeos y acuerdos entre diferentes fracciones del poder hegemónico de las clases burguesas.
De esta manera, tanto en el transcurso de los levantamientos, cuanto en el transcurso de los procesos electorales, se dieron muchas negociaciones, que en algo terminaron favoreciendo el avance de la institucionalidad indígena; pero que igualmente consolidaron escenarios de poder en manos de personas y grupos, que cada vez más se distanciaban del centro y los fines de la acción de lucha y peor aún de los motivos y razones de la participación política. En este escenario la alianza con Lucio Gutiérrez no constituyó más que el culmen de una serie de prácticas oportunistas que se habían venido dando a lo largo de la década; y, que ha llevado a la prácticamente liquidación del movimiento Pachakutik.
En estas condiciones de debilidad orgánica y política, tanto de las expresiones organizativas cuanto institucionales del movimiento indígena, surge la tentadora oferta de un binomio presidencial con Correa, en ese entonces el empuje de la candidatura de Correa era evidente, la presencia de Acosta al interior de Alianza País era igualmente un buen soporte; pero o bien sabiendo que había “el riesgo de ganar” y que pudiese pasar igual que ocurrió con Lucio, o bien premunidos de una supuesta posibilidad de ganar con la candidatura de Luis Macas, la dirigencia indígena se lanza a presentar candidatos propios, no sin antes confrontar ya el supuesto intento de división del movimiento por parte de APAIS. De hecho la participación de Luis Macas es rescatable, de hecho con un discurso radical, pero la arrolladora campaña de Correa, rompe con todas las expectativas.
Posteriormente, bien sea por el ensoberbecimiento de Correa, o la miopía de la dirección de la CONAIE, la participación en la segunda vuelta es escasa y se vuelven a presentar tensionamientos con la candidatura de Correa. Una vez proclamado Presidente, las condiciones de negociación se vuelven cada vez más difíciles, por un lado por el cerco de las fuerzas más de centro del movimiento PAIS que consideran innecesario o poco relevante la presencia de los movimientos sociales e indígenas en la llamada revolución ciudadana.
A pesar de ello la CONAIE moviliza sus base en apoyo a la propuesta Constituyente, deja sentir su peso en el escenario nacional; el ECUARUNARI intenta acercamientos con el gobierno, fundamentalmente haciendo pivote a Alberto Acosta, de su lado Pachakutik intenta hacerse con 15 Subsecretarias a cambio de su apoyo político, lo cual fracasa estrepitosamente.
Pero una vez, electo Marlon Santi a la dirigencia de la CONAIE, este empieza una estrategia de confrontación con el Gobierno, en su inexperiencia y en su débil visión política, considera posible arrinconar al gobierno y obligarlo a negociar a la fuerza, como había sucedido en la década pasada. Para ello grupos oportunistas de los llamados movimientos sociales y sus vertientes ecologistas copan el discursos ideológico y político de la CONAIE, y radicalizan aún más la confrontación con el gobierno; en un extremo intento de doblar la mano al gobierno, y en el contexto de la agitación provocada por la ley minera, la CONAIE compactando el apoyo de los grupos minoritarios antes citados y de gran parte de la institucionalidad indígena, se lanza a una movilización nacional que se plantea escalarla a levantamiento. La respuesta de las bases indígenas deja mucho que desear y las acciones deben dejarse en las 24 horas.
Esta medición de fuerzas da alas a los sectores más radicales del gobierno que consideran es el momento de contrarrestar la fuerza de la dirigencia de la CONAIE, pues netamente esta ha pasado al campo de la oposición; y, es así que al día siguiente el Codenpe se queda sin piso. Y aquí comentario aparte la burocracia de las instituciones indígenas, acostumbrada y acomodada a los vicios burocráticos del Estado se queda sin respuesta y sin apoyo de las mismas bases. Sobre este primer acercamiento a la confrontación con la dirigencia de la CONAIE, el gobierno adelanta a sus fichas, que tiempo atrás las tiene ubicadas en la llamada Subsecretaría de Dialogo Intercultural.
No dudamos de la honestidad y transparencia que en muchos de los casos han sabido demostrar estos funcionarios, pero el juego del poder termina utilizando a sus propios adherentes en situaciones por demás opuestas.
Pero digno es de rescatar y resaltar que este es un gobierno de izquierda, sus logros y acciones a lo largo de estos dos años ha desarrollado una economía más justa, equitativa y soberana, ha recuperado la dignidad del país por fuera de la injerencia norteamericana, y en mucho ha reestructurado la institucionalidad del Estado, desalojando la corruptela y los grupos de poder.
Pero igualmente el actual gobierno tiene un signo de clase: su revolución ciudadana se da sobre una clase media profesional y tecnócrata, que históricamente considera inviable la recuperación de la identidad, peor aún la economía y la política desde la raíz indígena. De ahí que únicamente considere viable una aproximación folclórica a la cultura indígena, y ve como única salida a la inmensa pobreza de los sectores indígenas y campesinos, el desarrollo acelerado de la economía agraria y rural sobre el mejoramiento de la base técnica y tecnológica, de amplios apoyos estatales para programas de irrigación, mejoramiento de semillas, bienestar social, centrados en educación, salud y vivienda; pero para nada o muy poco considera alterar la actual concentración de tierras, pero aún socializar este medio de producción.
Entonces es evidente que las alternativas estratégicas de la llamada revolución ciudadana no son alternativas estratégicas para la revolución proletaria, esto es para el proyecto de revolución socialista de la amplia mayoría de los sectores indígenas que se hallan en situación de pobreza y extrema pobreza, de los pequeños campesinos y de los mismos trabajadores. A pesar de ello, la propuesta de Correa constituye un paso adelante en este mismo proceso; y, de ahí que sólo la miopía, el sectarismo y la mezquindad de una izquierda igualmente pequeño burguesa, haya considerado que este es un gobierno de derecha.
Visto así las cosas, la participación de un sector de la dirigencia indígena en el proyecto político de APAIS, no hace más que responder a un inmenso apoyo de sectores indígenas, que quedó demostrado en la masiva votación rural, mayor incluso que la citadina en las últimas elecciones.
Entonces el recambio en la cúpula de la DINEIB y de otras estructuras institucionales no necesariamente significa la politización en el mal sentido del término, ni tampoco que sus nuevos funcionarios necesariamente deban volverse obsecuentes; al contrario una Subsecretaría de Dialogo Intercultural, que debido al espíritu corporativo que primaba en la anterior Dirección de la DINEIB, había conspirado para su desenvolvimiento; en este momento puede convertirse en un eje para dar cumplimiento a un anhelo de los fuerzas progresistas en el Ecuador, esto es abrir una brecha en el sistema de dominación colonial a partir de procesos formativos de niños y jóvenes bajo un modelo intercultural; planteamiento que para la anterior dirección de la DINEIB en vez de ser considerado un adelanto de las misma EIB, la consideraban una amenaza, pues al volverse todo el sistema de educación, intercultural, el peso institucional de la DINEIB, inevitablemente se relativiza y al contrario los mecanismos de diálogo intercultural alcanzarían la máxima preponderancia . Y ello necesariamente iría de la mano con la formulación de una nueva ciudadanía desde los pueblos indígenas, hasta ahí podría avanzar la revolución ciudadana democrática pequeño – burguesa.
Entonces cuales son las condiciones, los procesos, los tiempos, las reivindicaciones y los escenarios de una revolución proletaria en general y de una revolución indígena y campesina en particular?
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Cuenca, 02 de marzo del 2009

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